miércoles, 15 de marzo de 2017

Carta a Ángel :"Las geografías emocionales de la enseñanza."




Querida Ángel,
       Tu tarea supuso un reto intelectual para mí. Empezó, se volvió “mi” tarea cuando, a finales de tu excelente presentación sobre los principios del método comunicativo, mencionaste que habías escrito una tesis sobre “el lado afectivo” de la enseñanza. Tuvo un efecto relámpago: algo que te golpea con la fuerza de una revelación: una evidencia y una extrañeza; lo familiar y lo original. Me explico: me pareció sumamente original que una especialista de la enseñanza de una lengua extranjera hubiese podido pensar, teorizar una emoción vivida, experimentada por todos nosotros profesores y futuros profesores de lengua.  ¿Cómo?! me preguntaba!  estos sentimientos de empatía, de cariño, de alegría, de plenitud compartida entre el “yo” del profesor y el “tú”(los “tú”) del estudiante merecían ser investigados! Aquí, tengo que traer a colación al filósofo Martín Buber que celebra este diálogo fundamental en la existencia humana:

                    El presente, y ésto no significa el instante puntual que meramente
                    designa en nuestro pensamiento el término del tiempo transcurrido,
                    la sola apariencia de una detención en este fluir, sino el instante real,
                    pleno, sólo existe si hay presencia, encuentro y relación. La presencia
                    nace cuando el “Tú” se torna presente.

       Este”tú” y este “yo” que “se tornan presentes” en la relación existencial (Buber piensa que esta relación se ha borrado con Auschwitz) habían sido suficientes hasta entonces para explicarme a mí misma la experiencia de la “alegría de enseñar.” Me dijiste que una de las fuentes de tu tesis era el artículo (¿el libro?)  de Andy Hargreaves, “The Emotional Geographies of Teaching.” Yo leí el artículo, (Hargreaves escribió extensamente sobre este tema), publicado en la Revista de la universidad Faulkner en el 2001(pp. 1057-1080). Hargreaves, autoridad en la disciplina de la filosofía educativa, introdujo un nuevo concepto en las ciencias de la educación: él de “geografías emocionales.”

       Imagino que “las geografías emocionales” de Hargreaves hayan tenido una resonancia similar en el campo de la filosofía de la educación a la que tuvo - en las ciencias humanas -  el libro de Benedict Anderson, “Comunidades Imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo”(1983). Hargreaves, y aquí, según me parece, reside su gesto fundador, deshace la universalidad de las emociones en el salón de clase al igual que hiciera Anderson con “el sentimiento nacional” en la época de la formación de la Nación  durante el siglo XIX. Ambas comunidades, dicen Anderson y Hargreaves, son construidas socialmente. La nación, para Anderson, es, por una parte, una comunidad política limitada dentro de las fronteras que “limitan” el espacio nacional. Por otra, la nación es una comunidad imaginada: todos los miembros de la nación, aunque no se conozcan y no se conocerán jamás, “conservan una imagen mental de su comunión.” Para Hargreaves, La “emoción” también tiene su geografía imaginada. El concepto de “geografías emocionales, “ dice, analiza” las relaciones socioculturales, morales, profesionales y físicas que amenazan la comprensión emocional entre profesores , estudiantes, colegas, y padres de estudiantes”(1062). Me llaman la atención los fenómenos de distancia  y de cercanía en los mapas emocionales  de Anderson y de Hargreaves. Para Anderson, la distancia entre los distintos actores de la comunidad nacional constituye una relación de cercanía. Para Hargreaves, en cambio, la politización de las relaciones en el espacio académico impone una distancia (entre los distintos actores de la comunidad) que disuelve el lazo “natural” de cercanía emocional.

       Hargreaves analiza los fenómenos de “Distancia sociocultural”(pp.1062-1066), de “Distancia moral”(pp. 1066-1068), “Distancia profesional”(pp. 1068-1070), “Distancia física”(pp. 1070-1072), y “Distancia política”(pp. 1072-1075).

       Me limitaré a resumir brevemente las “Distancias” de Hargreaves. La “Distancia sociocultural” y la “Distancia política” se complementan en el estudio de este filósofo de la educación. Tratan de la incomunicación entre el profesor (o el lector) competente, liberal y profesional de la diversidad cultural (ironía intencionada) y el alumno proveniente de las minorías étnicas(Hargreaves habla del caso de los Estados Unidos). Esta relación, se sabe, ha sido problematizada en otras disciplinas: el alumno resistirá siempre el gesto compasivo del profesor por mucho que éste quiera romper “las barreras socioculturales.” Se ejerce el retiro de colaboración.

       En “la Distancia moral,” “la Distancia física,” “la Distancia profesional,” Hargreaves examina las trabas y los retos que suponen para el profesor las relaciones con la jerarquía en el mundo académico, la subordinación a una autoridad en esta misma jerarquía, y el apoyo o falta de apoyo que recibe.

Me ha fascinado este artículo, Ángel. Te quiero decir que he sido muy atenta durante toda mi carrera  a las disonancias incluidas en las geografías emocionales de Hargreaves. Permíteme pensar, sin embargo, que el “nosotros” de Buber, el “yo” del profesor (es “tú” también)  y el “tú” del estudiante, representó para mí, la relación privilegiada de cercanía de la comunidad imaginada por Anderson.

Un beso,
Maïder



       


     
                     

Debate Trump/Comunidad hispana

                              “¡En Estados Unidos se habla inglés, no español!:”
                                         Trump y la comunidad hispana.








     El debate, se sabe, es una de las técnicas más empleadas para organizar el discurso oral. Es un ejercicio muy complejo tanto en la lengua materna como en el ámbito de aprendizaje de una lengua extranjera ya que requiere las destrezas de la disciplina argumentativa: un equilibrio entre Razón ( un buen conocimiento del argumento) y Emoción (“naturalidad” del rétor: el acento de la verdad pasa por la verdad o corrección del acento en la lengua meta); el dominio del lenguaje formal; la capacidad de arrebatar la palabra y el manejo de las técnicas de interrupción.

      La idea de un debate sobre las relaciones entre el candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos y la minoría hispana de este país (minoría compuesta por 50 millones de hispanohablantes con residencia legal, cifra a la que se añaden los 11 millones de inmigrantes indocumentados en su gran mayoría mexicanos) surgió a raíz de la publicación en El país del manifiesto de 67 intelectuales españoles e hispanoamericanos que rechazan “el discurso de odio” del futuro residente de la Casa Blanca (“Intelectuales hispanos publican un manifiesto contra Donald Trump,” El país, 3 de noviembre de 2015).

     Para llevar a cabo de manera satisfactoria este debate simulado en un curso de nivel B2 avanzado, se podrá proponer la división de la clase en 2 grupos -subdivididos en binomios- que asumirán en un juego de roles la postura ideológica de los miembros del Partido Republicano y del Partido Demócrata. Cada binomio investigará un tema del discurso nacionalista de Donald Trump y defenderá la línea política de su propio campo. El profesor entregará una bibliografía compuesta de 2 o 3 artículos sacados de El país; CNN en español; BBC en español y otras fuentes semejantes. Los temas serán variados y podrán incluir  “Trump y la lengua española,” “Trump y la construcción de un muro fronterizo con México,” “ El papel de la activista Astrid Silva y su defensa de la generación de los DREAMers,” “Algunos aspectos de la política migratoria de Trump.”




       La tarea de preparación al debate constará de tres partes: 1) Producción escrita: los estudiantes divididos en binomio producirán conjuntamente una serie de 10 aseveraciones-ítems que constituirán su propuesta argumentativa. Incluirán datos, cifras, porcentajes. Se trata de evaluar la tarea de investigación.  

2) Propuesta (escrita por el profesor) de un modelo y dinámica de las intervenciones para cada una de las parejas y cada uno de los oradores. Este modelo es una guía para los estudiantes y  permite la evaluación del marco temporal del debate. Tomando el tema de “Trump y la lengua española” podríamos proponer este tipo de desarrollo: Demócrata 1, apoyándose en las declaraciones de Trump, pide aclaraciones a Republicano 1: “El presidente Trump , dos días después de la toma de posesión, ha suprimido el español del Web de la Casa Blanca. ¿Tendría aclaraciones al respecto?” Respuesta concisa de Republicano 1 confirmando el hecho. Demócrata 2 puede iniciar la polémica resumiendo en 2 o 3 frases la crítica de esta decisión por la RAE y el Cervantes en el artículo de El país. Respuesta de Republicano 2 que defiende(2 o 3 frases) la primacía del inglés sobre el español en Estados Unidos. Demócrata 1 defiende el bilingüismo de la comunidad hispana. Republicano 1 puede utilizar el argumento  de la asimilación cultural mediante la lengua (2/3 frases).
Se calcula que los tres turnos de palabra otorgados a cada uno de los participantes no superarán una media de 6/8 minutos del tiempo global de la clase.

3) Una parte de recepción audiovisual: el visionado de fragmentos de un debate electoral
(el debate a 4 Pablo Iglesias/Albert Rivera/Rajoy/Pedro Sánchez podría servir de modelo aunque el turno de palabra otorgado a cada uno de los participantes en este debate exceda la capacidad discursiva de aprendientes de nivel B2. El profesor podrá encontrar otros modelos contando con la ayuda de colegas y compañeros de buena voluntad!!). El estudiante podrá familiarizarse con el tono de la polémica, algunos giros y términos propios de la toma de palabra, las técnicas de interrupción. Esta actividad (de recepción audiovisual) se realizará durante la clase previa a la sesión de debate. El debate mismo no superará una hora de duración.

Sesión de debate. Para asumir su papel en un debate público, los estudiantes cuidarán la imagen de su personaje(Traje formal para todos..). Se cuidará también la configuración espacial: un semicírculo dividido entre “rojos” y “azules;” El moderador rodeado de 4 redactores (tipo mesa de panel) encargados de tomar notas y resumir, a modo de clausura, los argumentos presentados.

Organización del debate: el moderador se encarga de presentar públicamente el formato de las intervenciones: un tema/un grupo/dos Demócratas/dos Republicanos. Se sigue el modelo que fue presentado anteriormente.

Evaluación del poder de convicción de cada equipo. Asunto delicado. Depende de las convicciones políticas y morales de los jueces..

Nota final dividida entre “Impacto comunicativo,” “Gramática y Coherencia,” “Vocabulario,” “Pronunciación y Entonación.”